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domingo, 3 de marzo de 2013

Estrenamos la Colección Viajes: "Memoria del hielo. Crónicas de un riojano en la Antártida"


Editorial Siníndice estrena su Colección Viajes con este interesantísimo relato:

"Memoria del hielo. Crónicas de un riojano en la Antártida"

1ª edición: Logroño, Siníndice, 2013
Autor: Diego Téllez Alarcia
PVP en librerías: 14 €. Precio bajo pedido directo a info@sinindice.es: 14 € (incluyendo gastos de envío)


"Dicen los viejos lobos de mar que, por debajo de los 40 grados de latitud sur, no hay ley, pero que, por debajo de los 50 grados, ni siquiera hay Dios". Así comienza la trepidante aventura de un historiador riojano en paro en plena Antártida. Una de las últimas fronteras del planeta, un lugar extremo y brutal, tumba de héroes como Shackleton o Scott, que harán que el protagonista se sienta "un híbrido entre Cristóbal Colón y un astronauta".

Durante diez días tanto él como sus dos compañeros de aventuras, una productora y un camarógrafo uruguayos, lidiarán con los elementos, el relieve, el insomnio y la naturaleza humana en pos de rodar un documental que haga honor a la grandeza de la gran Madre Blanca.

Por el camino volarán en un Hércules del ejército uruguayo, navegarán entre icebergs colosales, se rodearán de pingüinos, elefantes, lobos marinos, escúas y petreles... y también de militares, operarios de las bases y científicos.

En esta crónica también desfilarán leyendas del descubrimiento y la exploración del continente, naufragios, historias de supervivencia como la de los perros Karafuto-Ken abandonados en el invierno helado o la de los tripulantes del Endurance rescatados por Shackleton en 1916. Se desnudarán las almas de los pioneros que levantaron la base Artigas, de los hombres que todavía la mantienen viva... Se hablará de ciencia: extremófilos, capa de ozono, dinosaurios... Y se hablará, cómo no, de La Rioja.

Todo ello para acabar aprendiendo la lección de todo viaje, pero en especial de uno al confín del planeta: "No se puede ir a la Antártida y regresar sin ser profundamente afectado. Todo en ella es extremo. El frío, sus eternos días de verano con 18 horas de luz. Es extrema la soledad, el silencio y también la belleza. Hay algo en este paisaje que nos impone recordar nuestra pequeñez ante la naturaleza.

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